Tras ser reconocida como hija de La Mona mediante un análisis de ADN en diciembre pasado, la comerciante de Camino General Belgrano y 106 asistió a los Tribunales de Familia de Códoba para completar el trámite de filiación.
«Quisiera que venga para concluir esto. Cuando él me vea a mí, se va a dar cuenta cuál es mi intención. Es una intención natural», dijo en a la prensa cordobesa. El cantante no asistió y envió a sus abogados, por lo que todo se encamina hacia un juicio civil cuyo reclamo rondaría los cien millones de pesos.
«No hay que obligar a nadie, en esta instancia creo que no va a haber un vínculo, los hechos lo demuestran», dijo Natalia, aunque resaltó la importancia de tener el apellido de su papá: «Pero bueno, podemos empezar por tener la identidad, que es lo más importante que una persona puede tener. Yo no sabía cómo firmar, no tenía apellido».
«Soy esto que soy. Para mí es un paso muy importante. Valió la pena, no importa lo que tardé, pasar por esta etapa me hace ser mejor hoy», cerró la mujer.
Ella asegura que su papá la conoce desde que nació, que compartieron tardes en Córdoba cuando era niña (siempre vivió en Berazategui), donde viven sus tíos, y hasta se fueron de vacaciones juntos.
Sin embargo, eso no bastaba y sentía la necesidad de tener un papel que asegure que no estaba mintiendo: «Es mi identidad, yo quería saber con una prueba científica. Yo lo sé, porque tengo recuerdos, fotos con él, cartas, cosas que él me regaló», aseguró.
Sobre el entorno, prefiere no hablar, aunque dice que tiene en claro que los hijos que integran el núcleo familiar de Jiménez son actores secundarios en esta historia: «Ellos no tienen nada que ver con lo que pasó, como yo».