“Es la mejor aparición de las divisiones juveniles de los últimos años”, anunciaba un directivo de Quilmes en los primeros partidos de Kevin López. El presagio, con un cargo de exageración, teniendo en cuenta la inexperiencia del juvenil que recién llegó a los 10 partidos, tuvo su correlato tras la estupenda actuación del pibe de 20 años ante Atlético de Rafaela.
El cordobés surgido de un barrio pesado de Córdoba mostró sus credenciales en el oeste santafesino, creando una jugada e interpretándola en el primer gol convertido por Julián Bonetto y haciendo una maravilla en el segundo gol. Su primer gol con la camiseta de Quilmes quedará en la memoria del hincha Cervecero y pasará a ser uno de esos inolvidables, más allá de la circunstancia del partido.
Ahora bien. ¿Qué hacemos? El entrenador Leandro Benítez reiteró después de la victoria en Rafaela: “hay que llevarlo de a poco, es un pibe y hay que protegerlo”. La protección está relacionada únicamente con lo deportivo y debe entenderse cómo buscar las maneras de potenciar sus virtudes e ir achicando sus defectos para que ir acercándose a la proyección que anuncia su carrera futbolística.
Desde lo económico, en Quilmes se pide a gritos: “No lo vendan”. Las urgencias económicas de una institución que afronta un concurso preventivo, sin sacarle la vista al objetivo deportivo invitan a aprovechar las oportunidades. Si aparece una buena oferta y podes engancharte a un porcentaje a futuro, ¿Por qué no aprovecharlo? ¿Quilmes puede vender un futbolista en un valor superlativo jugando en la Primera Nacional?
Por otro lado, el futuro del jugador está expuesto a varios peligros tanto deportivos como fuera del campo de juego. Solo en lo deportivo, ya hubo un susto en el mismo partido consagratorio ante Rafaela, cuando salió con un problema en la rodilla que asustó a todos y que luego se comprobó que no era de gravedad.
“Cuando llega una buena oferta por un jugador, hay que venderlo”, dicen algunos. El debate está abierto. ¿Qué hacemos con Kevin López?
Por Sebastián Kerle
