El año pasado marcó un retroceso en la industria editorial, con una disminución significativa en la cantidad de ejemplares vendidos que se situó en valores similares a los de la época prepandemia. Según datos recientes, la caída de las ventas en las librerías llegó al 40%.
Esta situación preocupa al sector editorial y a los libreros, que ven cómo la demanda de libros ha sufrido un fuerte golpe en los últimos tiempos. «En los últimos dos años, el papel ha duplicado la inflación y eso ha impactado en los costos», señala Juan Manuel Pampín, presidente de la Cámara Argentina del Libro (CAL).
El aumento en los costos de producción, sumado a las dificultades económicas generadas por la inflación y la crisis económica, ha llevado a una reducción en las ventas y en la producción de libros. Esta situación ha afectado tanto a editoriales grandes como a pequeños libreros, que han tenido que adaptarse a un mercado cada vez más desafiante.
«La caída en las ventas es una consecuencia directa de la situación económica actual. Los lectores tienen menos poder adquisitivo y priorizan otros gastos», explica Pampín. Además, destaca que «es fundamental buscar alternativas y políticas que fomenten la lectura y apoyen a la industria editorial, que es un pilar cultural y educativo de nuestro país».
Ante este panorama, desde la Cámara Argentina del Libro se están impulsando diversas iniciativas y proyectos para promover la lectura y apoyar al sector editorial. Se busca generar políticas públicas que incentiven la producción y distribución de libros, así como campañas de concientización sobre la importancia de la lectura en la sociedad.
La industria editorial es un sector clave para el desarrollo cultural y educativo de un país. Por ello, es fundamental trabajar en conjunto para superar los desafíos actuales y garantizar el acceso a libros de calidad para todos los argentinos.
