El Gobierno busca que los dólares del colchón empiecen a circular en la economía

.El Ministerio de Economía trabaja en un paquete de medidas con rebajas impositivas e incentivos digitales para que los argentinos dejen de guardar sus dólares en casa y los usen en consumos cotidianos. “Queremos que paguen el café con dólares”, dijo Caputo.

Con un ojo puesto en la estabilidad cambiaria y otro en el bajísimo nivel de circulación monetaria, el Gobierno de Javier Milei se prepara para lanzar un nuevo paquete de medidas con un objetivo ambicioso: lograr que los dólares guardados “bajo el colchón” empiecen a usarse en la vida diaria de los argentinos.

Lejos de limitarse al tradicional uso de divisas para comprar propiedades o autos, el Ejecutivo quiere que esos billetes verdes circulen para compras cotidianas: desde cargar combustible hasta pagar un café. Y para eso, se apoya tanto en el potencial de la tecnología financiera como en un esquema de beneficios impositivos que está siendo diseñado por la Agencia de Recaudación de Contribuciones Argentinas (ARCA).

Según adelantó el ministro de Economía, Luis Caputo, en los próximos días se hará un anuncio “sorprendente”, que formará parte de un plan para acelerar la remonetización de la economía, ya sea en pesos o directamente en dólares. “Estamos en una competencia de monedas. Queremos remonetizar la economía en dólares, y cada vez van a circular más”, aseguró el funcionario, que ve en esta estrategia una forma de reactivar el consumo sin acudir a la emisión monetaria.

El razonamiento oficial es claro: con la inflación en descenso y la emisión contenida, el volumen de circulante en la economía está en niveles extremadamente bajos, lo que frena la posibilidad de crecimiento. En este contexto, estimular el uso de los dólares físicos que los argentinos guardan en sus casas —y que se estiman en alrededor de 250 mil millones de dólares no declarados— se presenta como una alternativa para oxigenar el circuito financiero sin acudir a soluciones más drásticas, como una dolarización formal.

Uno de los pilares del plan sería aprovechar el avance de los medios digitales de pago, especialmente los códigos QR, que permitirían a individuos y comercios operar directamente con dólares en forma ágil. En paralelo, se estudian rebajas impositivas para las operaciones realizadas en moneda extranjera. Por ejemplo, una de las propuestas sería reducir la alícuota del impuesto al cheque si la transacción se realiza en dólares.

También se analiza cambiar la forma en que los exportadores liquidan sus divisas. En lugar de tener que vender los dólares al Banco Central en el mercado oficial, se permitiría la liquidación directa entre privados, una medida que podría oxigenar al sector agroexportador y dinamizar los ingresos en moneda extranjera sin intervención estatal.

En el Ministerio de Economía aseguran que no se trata de una medida aislada ni coyuntural. La intención es avanzar hacia una “dolarización endógena”, es decir, una elección espontánea de los ciudadanos y las empresas de operar en dólares, sin necesidad de un régimen formal de conversión obligatoria.

El incentivo también estaría apoyado en la actual política de absorción de pesos que lleva adelante el Tesoro a través de colocaciones de bonos. En un escenario donde faltan billetes nacionales, usar los dólares que ya están en manos del público podría ser una salida para dinamizar el mercado interno sin romper la promesa de déficit cero.

Por ahora, el plan está en etapa de diseño, con ARCA trabajando contrarreloj para definir los mecanismos fiscales que permitirán implementarlo sin afectar la recaudación. Pero en los pasillos del Palacio de Hacienda ya se ilusionan con un cambio cultural profundo: que los argentinos se animen a pagar una comida en un restaurante con dólares en efectivo o a través del celular.

El anuncio oficial se espera dentro de las próximas dos semanas. Como tantas otras veces, el equipo económico promete una “medida bomba” que revolucionará el sistema. El desafío, como siempre, será lograr que pase del anuncio a la realidad.