El mundo de la moda y la belleza despide a Roberto Giordano, el reconocido estilista que marcó una época con su estilo y personalidad inconfundibles. Giordano falleció este viernes a los 75 años en el Sanatorio Mater Dei, en el barrio porteño de Palermo, tras no superar una cirugía para el reemplazo de un marcapasos.
Según las primeras versiones, el célebre peluquero sufrió un paro cardiorespiratorio durante el procedimiento quirúrgico, lo que complicó su recuperación en la clínica donde se encontraba internado.
Un ícono de la moda y la peluquería
Con más de cinco décadas de trayectoria, Giordano fue uno de los estilistas más destacados de Argentina y alcanzó fama internacional con sus desfiles de moda, que se convirtieron en eventos sociales y culturales de renombre. Su frase característica, «¡No me peguen, soy Giordano!», quedó grabada en el imaginario popular, reflejando su particular estilo extrovertido y su habilidad para conectar con el público.
Además de su trabajo como peluquero, Giordano fue un empresario exitoso, dueño de una cadena de salones que llevó su nombre a diversos puntos del país y del mundo. Fue también una figura mediática, protagonista de innumerables eventos y programas que lo consolidaron como un referente del glamour.
Controversias y desafíos
A pesar de su éxito, la vida de Giordano no estuvo exenta de polémicas. En 2019, fue condenado a tres años de prisión por evasión tributaria, aunque evitó cumplir la pena tras un acuerdo judicial. Este episodio marcó un punto de inflexión en su carrera, alejándolo parcialmente de la esfera pública.
En los últimos años, Giordano mantuvo un perfil más bajo debido a problemas de salud, pero continuó siendo una figura querida y respetada por quienes lo conocieron y trabajaron con él.
Despedida y legado
La noticia de su fallecimiento ha generado una ola de mensajes de cariño y condolencias en las redes sociales, tanto de colegas del ámbito de la moda como de figuras del espectáculo que destacaron su talento y carisma.
Roberto Giordano deja un legado imborrable en la moda y la peluquería argentina, como un símbolo de creatividad, audacia y pasión por su oficio. Su partida marca el fin de una era, pero su influencia perdurará en la historia cultural del país.
