La Diócesis de Quilmes llamó a «no bajar los brazos» esta Navidad

Diocesis no bajar los brazos

La Diócesis de Quilmes llamó a «no bajar los brazos» en un mensaje navideño en el que recordó la situación de los ancianos y enfermos y alertó sobre «las familias que no llegan a llevar el alimento necesario a sus mesas» y las consecuencias del desempleo.

«Desde el desconcierto y la desesperanza de la vida que cada vez es más amenazada, agredida, maltratada, discriminada, dañada, especialmente en nuestros ancianos y enfermos, en las familias que no llegan a llevar el alimento necesario a sus mesas, la delicada situación de los que sufren el desempleo, el dolor de tantos jóvenes lastimados por las adicciones, necesitamos en este tiempo de Navidad, no bajar los brazos ni dejarnos ganar por la tristeza o el desánimo», señala el comunicado de la Diócesis a cargo de los obispos Carlos Tissera y Eduardo Castanera (auxiliar).

V»emos la urgencia de contemplar las realidades que tocan a nuestras puertas, con mirada compasiva y misericordiosa, para seguir aprendiendo a buscar y a amar las llagas del Cristo Crucificado que sigue gritando desde la cruz el abandono y el dolor en el rostro de cada hermano nuestro».

«Este año estuvo también marcado por el fallecimiento de varias y varios hermanos nuestros de la Vida Consagrada. Con memoria agradecida recogemos sus vidas como testimonio de entrega y fidelidad al Reino que ya está con nosotros».

«También recibimos la noticia del traslado de comunidades de hermanas y hermanos que han trabajado en nuestra querida Diócesis de Quilmes. El paso de cada uno de ellos y ellas nos ayudan a seguir como “peregrinos de esperanza por el camino de la paz”. Un gracias a María Carmen Pinasco y Lourdes Antonini, Hermanas de Jesús María; Fernando Montes, Hugo Vera y Facundo de Nicolo, salesianos; María Regina Carides y Olga Castro, Hermanas Franciscanas Misioneras de María; Ruben y Mario, claretianos, y a las Hermanas Azules de una de sus comunidades».

«La Navidad nos ayuda a profundizar el misterio de amor del Dios que se hace ternura y que nace para todos. Nos unimos en el deseo de comprometernos con el proyecto del Reino de Dios, acompañando y haciendo lo necesario para atender a los que más sufren. La lógica de la hospitalidad, de la proximidad, de la amistad y la fraternidad hacen nacer la esperanza que no defrauda”.