La Universidad de Quilmes aconseja retrasar una hora el inicio de las clases

Dos científicos del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes recomendaron atrasar una hora el comienzo de clases en el turno mañana, luego de realizar un estudio con más de 700 estudiantes secundarios en el que analizaron el rendimiento académico en relación con las horas de sueño.

Así lo muestra un estudio que analizó 753 alumnos de una escuela secundaria de Buenos Aires y vinculó su cronotipo —esto es, la predisposición natural de cada ser humano de ser más activo o tener más energía en la mañana o en la tarde— y el rendimiento escolar, medido en notas académicas.

En el trabajo observaron que aquellos estudiantes cuyo cronotipo está más ajustados al horario matutino y que por azar les tocó cursar en la mañana tuvieron mejores rendimientos que quienes están más ajustados a la vida tardía.

Ese es el principal resultado de un estudio publicado en la revista Nature Human Behavior (10 de febrero).

“Juntos, estos resultados demuestran que el desempeño académico mejora cuando los horarios escolares están mejor alineados con los ritmos biológicos de los adolescentes”, detalló el trabajo titulado “La interacción del cronotipo con el horario escolar predice el rendimiento escolar”.

Específicamente, los adolescentes cuyo cronotipo es un hora más tardía respecto del promedio estuvieron asociados con calificaciones 31,5 por ciento menores en matemática y 15,7 por ciento en todas las materias, excluyendo matemática y lengua.

Los cronotipos se midieron con un cuestionario estandarizado en función de cuánto más duermen los adolescentes cuando no tienen la obligación de despertarse; típicamente, los fines de semana.

“El horario interno se modula por el turno (mañana o tarde), y los del turno mañana tienen un cronotipo más matutino, pero no se llega a compensar totalmente, lo que hacen que tengan un jet lag social (un desajuste entre lo que se necesita dormir y lo que se duerme) muy alto”, dijo a SciDev.Net Juliana Leone, investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes , de la Universidad Torcuato Di Tella, y autora del trabajo.

“El 90 por ciento de ellos duerme menos de ocho horas, cuando deberían hacerlo entre 8 y 10 horas, lo que lleva a problemas de salud y, como vemos ahora, también a (peores) resultados académicos”, agregó Leone, quien también es investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Si bien tiene factores genéticos, el cronotipo se modula por factores culturales, dijo Leone. Culturalmente, “en Asia se duerme menos. Entonces, es importante hacer estudios a nivel local, que faltan en América Latina”, opinó.

“Hay trabajos en Brasil, Uruguay y México. En Uruguay tienen cronotipos bastante nocturnos, pero en México son más matutinos, como en Brasil. Pero allí se mezcla lo cultural con la latitud y el ciclo de luz-oscuridad”, dijo Leone.

A diferencia de otros trabajos, en el realizado en Argentina, los alumnos fueron asignados al azar en tres turnos: matutino, vespertino y nocturno. Y además se reunieron datos de chicos de primer año y quinto año de Secundaria, pues estos últimos tienen tendencia a ser incluso más nocturnos.

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