En tiempos pandémicos, el director Juan Pablo Gómez, junto a los actores Patricio Aramburu y Anabella Bacigalupo, comenzaron a reunirse “para sostener la cordura”. Amigos y colaboradores en el teatro, estos encuentros dieron lugar a la idea de crear algo que abordara la vejez y los padres. Así nació Los bienes visibles, una obra que Gómez describe como “una suerte de trilogía sobre el paso del tiempo”.
La primera parte de esta trilogía, Un hueco, exploraba la “treintañez”, la pérdida de la infancia y el regreso a los orígenes. La segunda, Prueba y error, se centraba en una paternidad fallida. Ahora, con Los bienes visibles, los creadores, que rondan los 40 o 50 años, abordan nuevos tópicos resonantes.
Durante la pandemia, surgió con fuerza el tema del cuidado: cuidar de los demás, de los seres queridos y de uno mismo. Este concepto central se convirtió en el eje de la nueva obra. “En pandemia empezó a resonar con fuerza el tema del cuidado: de los demás, de la gente que uno quiere, de uno mismo. Después nos olvidamos”, reflexiona Gómez.
Los bienes visibles promete ser una profunda reflexión sobre cómo el tiempo moldea nuestras vidas y relaciones, y cómo el acto de cuidar se convierte en un pilar fundamental en nuestras experiencias. La obra, gestada en un momento de incertidumbre global, captura la esencia de estos tiempos y la transforma en un relato íntimo y universal.
