Obras para mejorar la calidad de vida

El intendente Andrés Watson indicó que "trabajamos para lograr mayor fluidez en la red vial, incrementar la seguridad y facilitar el acceso a los establecimientos educativos"

«Alcanzar una ciudad de la cual nos sintamos orgullosos todos y todas», manifestó Andrés Watson en la apertura de sesiones ordinarias del Honorable Concejo Deliberante de Florencio Varela a principio de año. No hubo artilugios complejos ni mecanismos embrollados; procedió como lo exhibió en su discurso, desechó lo abstracto en las promesas e intervino a través de acciones, con un solo elemento irremplazable: las charlas con vecinos y vecinas.

«Actuamos con previsión. Efectuamos relevamientos, analizamos los resultados y jerarquizamos procedimientos con especial atención en aquellas que representaban una transformación en la comunidad», afirmó el Intendente.

La dinámica entre las secretarías debió proceder con precisión ante la planificación estratégica que AW confeccionó. Las refacciones en la infraestructura urbana se ubicaron primeras entre las preferencias. Así, motorizó reconstrucciones viales o pavimentos nuevos, un ansiado entubamiento pluvial más el resguardo de un patrimonio histórico sin ignorar el crecimiento de una ciudad.

El proyecto de obra para la calle Juana Azurduy pretendió generar una vía de enlace entre Camino General Belgrano (RP Nº 1) y Avenida Calchaquí (RP Nº 36), un camino transversal al barrio La Carolina II. Para equipar el espacio urbano, contemplaron iluminación LED, rampas peatonales, veredas junto a señalización.

Paralelamente, cuadrillas comenzaron con la refacción en nueve cuadras consecutivas entre Tinogasta, Diagonal Constituyentes y Mármol. El recorrido resultó la hipotenusa para reducir tiempo en el desplazamiento por Monte Cúdine o Centro: a una alternativa en la circulación como empalme hacia Avenida Senzabello.

Además, una labor extensa de elevado impacto para la movilidad que vale su relevancia detallar: la reconstrucción en hormigón de unas 25 cuadras entre los barrios Santa Rosa y Pico de Oro. Fue divida en tres sectores para una adecuada coordinación y simultaneidad de las tareas.

La primera parte fue estipulada para las calles Yugoslavia, Milán y Holanda. Luego Yugoslavia más Madrid. Finalmente, Finlandia, Viena junto a Checoslovaquia.

«Con una organización global de cada acción en el territorio, trabajamos para lograr mayor fluidez en la red vial, incrementar la seguridad y facilitar el acceso a establecimientos educativos e instituciones», describió Watson tras recorrer la pavimentación de Yugoslavia en el tramo comprendido desde su intersección con la Calle 614 hasta el cruce con Bruselas.

Posteriormente, la máxima autoridad varelense destacó la articulación entre los tres estamentos de gobierno para ejecutar acciones con un impacto directo en la comunidad. «Trajimos asfalto donde antes no existía y priorizamos lugares que dificultaban el tránsito por sus malas condiciones», subrayó.

Miguel García vivió cuatro décadas de sus 77 años en la casa que edificó con gran esfuerzo, desde donde observaba con aprobación el movimiento de las maquinarias. «Pensé que nunca iba a ver esto acá. Sin dudas, un gran progreso», confesó quien formuló una reflexión categórica: «un pueblo sin un Estado presente está a la deriva; una buena gestión siempre es beneficiosa para la gente».

Arroyo Jiménez

La Secretaría de Obras, Servicios Públicos y Planificación Urbana notificó el comienzo del último tramo de canalización del caudal en el Arroyo Jiménez y para establecer la zona de intervención, demarcaron los trabajos desde Necochea hasta Contreras.

Con estas labores, aliviaron el desborde hidráulico por lluvias y potenciaron la capacidad de desagüe, con un amplio alcance hacia los barrios Presidente Sarmiento, Villa Angélica, Villa Del Plata, Zeballos, Monte Cúdine, 9 de Julio, Centro, Villa Vatteone, Villa Vatteone Centro y Mayol.

Conservar la historia varelense para diagramar el presente

En 130 años, Florencio Varela desarrolló su arquitectura urbana. De la tierra al empedrado, de las piedras al hormigón. La evolución también alteró las condiciones de vialidad y sin dudas el crecimiento de una ciudad demandó con urgencia el reemplazo de la calzada.

San Juan y Aristóbulo del Valle modificaron su apariencia con el paso del tiempo. Sin embargo, las condiciones del empedrado comenzaron a deteriorarse, convirtiéndose en una dificultad para moverse por el casco céntrico. El avance de la erosión desaparecía fragmentos de la biografía local.

De esta manera, retiraron el material adoquinado para conservarlo en el Museo Guillermo Hudson. En tanto, ejecutaron un nuevo pavimento en ambas calles para facilitar el arribo a instituciones, descomprimir el volumen vehicular y favorecer a la seguridad vial.

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