El Centro de Industriales Panaderos de Berazategui, que preside Osvaldo Fernández, adhirió al pronunciamiento de la Federación Panaderil de la provincia de Buenos Aires, reclamando al Gobierno Nacional «frenar la suba de tarifas, regular el mercado interno de la harina garantizando un abastecimiento a precios locales, eliminar el IVA para el pan, declarándolo alimento de primera necesidad»; al tiempo que solicitaron «declarar a la industria panadera en situación de crisis, moratoria para el pago del ‘931’ y el levantamiento de los embargos de las cuentas bancarias para poder seguir trabajando».
En un desesperado llamado a las autoridades «para que no se pierdan miles de fuentes de trabajo», los panaderos consideran muy necesario «un llamado urgente por parte del Gobierno a una mesa de diálogo a nivel provincial y nacional».
La declaración de la FIPBA, que firman Raúl Santoandré (presidente) y Martín Leiras (secretario), destaca: «los que nos levantamos siempre cuando la mayoría duerme, los que a la madrugada prendemos los hornos de las panaderías, para que a primera hora todos, sin distinción de clases tengan nuestras elaboraciones recién horneadas, nos vemos en la necesidad de exponer a la población en general y al Gobierno en particular la crisis que están atravesando las panaderías artesanales».
El comunicado de la Federación, que compartieron los panaderos de Berazategui, añadío que «las tarifas de los servicios públicos han repercutido ampliamente en la formación de nuestros costos, impidiendo que lo podamos transmitir al precio del pan, pues de seguir subiendo el mismo corremos literalmente el riesgo que nuestros clientes lo dejen de comprar y debamos cerrar nuestras persianas».
Indicaron que «si las tarifas desestabilizaron los costos, la suba de la harina en un ciento por ciento en lo que va del año, terminó por arrasar la economía de las miles de panaderías de nuestra provincia y el país».
Advirtieron que «si no vendemos el pan deberemos reducir la mano de obra que lo elabora, si no vendemos el pan no podemos pagar nuestras obligaciones. Ya resignamos la rentabilidad y vemos cómo muchos establecimientos se tornan clandestinos».
