Luego de 3 años, la Diócesis de Quilmes vivió una jornada emotiva y también de fiesta por reunirse de manera presencial para el primer encuentro del Camino Sinodal en la casa del Santo Cura Brochero de Bosques, donde cerca de 1.000 personas de la comunidad diocesana dijeron «presente».
El obispo diocesano, monseñor Carlos Tissera, insistió en destacar que lo que se inició con el camino hacia el Tercer Sínodo Diocesano no se suspendió, sino que ahora se retomó unidos a toda la Iglesia. Lo único que se canceló en aquel momento fue la Asamblea, a raíz de la ralentización del trabajo previo a causa de la pandemia.
«¿De qué vienen hablando por el camino?», fue la cita bíblica que animó la jornada, planteada como una gran misa desde las 10 hasta las 17.
Los nuevos diáconos Guillermo López y Darío Viecenz invitaron a la comunidad a rezar la oración a San José en el día de su fiesta.
Este encuentro tuvo lugar para el recuerdo y homenaje de las personas que fallecieron.


Además, los participantes se reunieron en grupo para hacer un balance entre la esperanza y la desesperanza, para reconocer dolores, enojos, desilusiones y para valorar logros que se tuvieron a pesar de las adversidades de estos últimos años.
También se plantearon los desafíos para estos nuevos tiempos.
En tanto, la educadora y trabajadora social Susana Ramos iluminó sobre lo que significa la sinodalidad y sobre la importancia de reorganizar la vida eclesial desde la invitación del Señor a ser instrumentos de comunión, participación y corresponsabilidad.
Durante la jornada se inició formalmente la Campaña de Fraternidad de la Diócesis de Quilmes que finalizará el Jueves Santo.
En esta oportunidad, para ayudar a las personas de los centros dedicados a la atención de la problemática de las adicciones, animados con el lema La droga es una herida abierta en nuestra sociedad.
A partir de este primer encuentro de reinicio del camino sinodal, se invita a la comunidad diocesana a estar atentas a las diferentes propuestas e iniciativas que surjan en las comunidades en vistas a este camino compartido que el papa Francisco propuso para toda la Iglesia, y que monseñor Tissera animó a transitar, describiéndolo como una «dinámica de participación y comunión que permite seguir haciendo camino como Pueblo de Dios».