Todos por Martín

Con la intención de darle una mano al vecino solanense Martín Vega, se hará un festival solidario el domingo. Una historia de vida que vale la pena conocer

Martín Vega necesita de todos. Tan solo una vida digna y con las mismas posibilidades que otros tienen es lo que pide y necesita, no solamente para él sino para su familia también. Es por eso que, pese a la discapacidad que sufre hace dos años y medio, jamás bajó los brazos y se dedicó a pelearla contra viento y marea.
Lo cierto es que muchas de las personas que se pusieron la causa al hombro, organizaron un festival de zumba solidario, el cual se estará llevando a cabo el próximo domingo desde las 15 en calle 833 entre 889 y 891 de San Francisco Solano. La entrada será de 50 pesos y un alimento no perecedero.
Pero más allá de esto, El Sol dialogó con el propio Martín en su hogar, donde contó un poco lo difícil que es su día a día, en una sociedad donde se habla con frecuencia de inclusión pero no se practica lo suficiente: «vivo las dificultades todos los días, porque trabajo en la calle, y no hay inclusión, no hay respeto, hay muchos factores que afectan la vida de un discapacitado. Rampas mal hechas o las tapan, creo que gente idónea debería ocuparse de esas cosas. Falta mucha empatía y sensibilidad».
La silla de ruedas en la que se moviliza no le impide a este vecino solanense soñar con un futuro mejor, ya que condiciones y conocimientos posee de sobra, si bien las oportunidades no aparecen: «lo que yo estaría necesitando primordialmente es un trabajo. Estudié operación de PC, analista de sistemas, diseño de páginas web, pero no me dieron nunca la posibilidad», expresó.
Otro dato no menor refiere a la medicación que necesita diariamente: «yo tomo testosterona en gel porque en 1993 tuve carcinoma de testículo y perdí el testículo izquierdo. A los 22 años tuve un carcinoma clásico invasor que me hizo perder el otro testículo, por lo cual necesito testosterona para complementar esa hormona natural del hombre», indicó, a sabiendas de que con los poco más de 800 pesos de pensión por discapacidad que cobra mensualmente es imposible acceder a tales remedios.
Fue a principios de 2017 cuando una mielitis transversa le cambió la vida a Martín, a su esposa y a su hijo, ya que lo dejó sin movilidad en sus miembros inferiores: «recuerdo que me acosté a dormir con dolor en la nuca, en el estómago, temblor en las piernas, fiebre, y al otro día me levanté todo paralizado desde el pecho hacia abajo. Fue un cambio de vida radical, y más cuando a los cuatro meses me informaron que no caminaría más. Entonces decidí adaptarme, seguir adelante y lo que más deseo es que la próxima generación pueda tener un poco más de inclusión».
Su día a día es tan dificultoso que hasta necesita recorrer varios metros de más para acceder a su casa, habida cuenta de la falta de una rampa como correspondería. Pero, más allá de esto, y en parte por la colaboración incansable de ciertos vecinos es que el domingo venidero, día de su cumpleaños, Martín Vega tendrá la oportunidad de sonreír y llenarse de esperanza.

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