En medio de la cumbre del G-20 que reúne en Brasil a los jefes de Estado de las principales potencias, países en desarrollo y organismos internacionales, el presidente argentino, Javier Milei, estaría considerando no adherir al pacto final que apunta a combatir el hambre y fomentar el desarrollo sostenible.
Fuentes cercanas al gobierno nacional dejaron entrever que el mandatario evalúa distanciarse de las decisiones conjuntas, en línea con su discurso de rechazo a los organismos multilaterales y su visión de una Argentina menos integrada en el escenario global. Este posible movimiento podría colocar al país en una posición aislada en momentos donde la cooperación internacional resulta crucial para enfrentar desafíos globales como la pobreza, el cambio climático y la inseguridad alimentaria.
El gesto político del saludo con Lula
El clima entre Milei y su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, no fue menos tenso. En las imágenes captadas durante el evento, el saludo entre ambos líderes fue breve y distante, reflejo de las diferencias ideológicas y políticas que los separan. Mientras Lula lidera los esfuerzos por reforzar la cooperación regional e internacional, Milei se ha mostrado crítico hacia el Mercosur y otros bloques multilaterales.
Un posible aislamiento internacional
De concretarse la negativa de firmar el acuerdo, Argentina quedaría al margen de una declaración conjunta que busca sentar las bases para un desarrollo más equitativo y sostenible. Este escenario no solo generaría críticas desde la comunidad internacional, sino que también podría tener consecuencias económicas y políticas para el país, dificultando su participación en futuros acuerdos comerciales y de cooperación.
Reacciones y perspectivas
Desde sectores opositores y expertos en política internacional, advierten sobre el impacto que tendría este posicionamiento. “Es un error estratégico quedar fuera de un foro como el G-20, especialmente en un contexto donde el país necesita apoyo internacional para su recuperación económica”, señaló un analista político.
Mientras tanto, el resto de los líderes del G-20 avanzan en el diseño de políticas que buscan enfrentar los problemas más urgentes a nivel global. Argentina, de confirmarse su postura, podría quedar observando desde afuera un concierto donde cada vez es más difícil volver a entrar.