Argentina ha decidido no sumarse al Pacto del Futuro de la ONU, una iniciativa respaldada por 193 países para enfrentar los grandes desafíos del siglo XXI, como el cambio climático, la paz y las amenazas tecnológicas, incluyendo la inteligencia artificial. El secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, justificó la decisión afirmando que «en la nueva Argentina no hay lugar para agendas internacionales totalitarias». Además, mencionó que Argentina no estará sujeta a decisiones que no se alineen con sus metas internas.
La canciller Diana Mondino también se expresó al respecto, señalando que varios de los puntos del pacto «presentan reservas y objeciones» para Argentina, por lo que decidieron disociarse del acuerdo. Sin embargo, Mondino destacó que esto no significa que el país no busque crecimiento y desarrollo, sino que lo hará de manera independiente.
El Pacto del Futuro plantea 56 acciones claves para abordar temas como la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, el derecho internacional, y la arquitectura financiera global, con la intención de buscar soluciones a los problemas actuales. A pesar de las críticas de países como Rusia y Venezuela, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, instó a los Estados a ser valientes y ambiciosos para traspasar la puerta que se ha abierto con esta nueva «caja de herramientas» que ofrece el Pacto.
La postura de Argentina ha generado controversia, en especial al alinearse con países que tradicionalmente se han mostrado críticos a acuerdos internacionales de gran alcance, como Corea del Norte y Bielorrusia. Mientras tanto, líderes como el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, han defendido el pacto como una hoja de ruta hacia un futuro más justo y equitativo.
