Las mediciones de inflación del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) han comenzado a ser blanco de crecientes cuestionamientos por parte de distintos actores de la política y la economía. En las últimas horas, el malestar se amplificó con la denuncia pública de 36 organizaciones gremiales de todo el país, que acusan al Gobierno de manipular los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) para ocultar la verdadera magnitud de la crisis inflacionaria.
En un comunicado conjunto, los sindicatos manifestaron que el IPC oficial «es un dibujo» y que sus números no reflejan el costo de vida real que enfrentan los trabajadores y sus familias. “Los aumentos en alimentos, tarifas y alquileres superan ampliamente las cifras que informa el INDEC. Mientras tanto, nuestros salarios pierden poder adquisitivo y las negociaciones paritarias quedan desfasadas con una inflación que no es la que experimentamos en la calle”, expresaron.
Desde el sector sindical exigen que se revise la metodología utilizada para calcular la inflación y se garantice una medición transparente y representativa de la realidad económica. Algunos referentes gremiales señalaron que la falta de confianza en las cifras oficiales puede generar un impacto negativo en las discusiones salariales y en la planificación económica de los trabajadores.
La controversia en torno a la fiabilidad de los datos del INDEC no es nueva, pero la denuncia de los gremios refuerza la presión sobre el Gobierno, que ya enfrenta críticas por su manejo de la política económica. Mientras tanto, economistas independientes han alertado sobre la necesidad de recuperar la credibilidad de las estadísticas públicas para evitar una mayor incertidumbre en los mercados y la sociedad.