En los primeros siete meses de la gestión de Javier Milei, el mercado laboral argentino experimentó una contracción significativa, con la pérdida de 182.500 puestos de trabajo asalariado registrados, sumando tanto empleados del sector privado, público, como de casas particulares. Si se considera el último pico de empleo de agosto del año pasado, la caída asciende a 204.100 puestos.
La situación es aún más preocupante en el ámbito del empleo formal privado, que registró una caída por décimo mes consecutivo en junio. Este dato refuerza la tendencia hacia la precarización laboral, dado que mientras el número de empleados en relación de dependencia disminuye, el número de monotributistas, que en muchos casos implica condiciones más inestables, continúa en aumento.