Juan Carlos Horvat, el jugador histórico

Manzana, notable símbolo de sacrificio y de lucha, se convirtió en el jugador que más veces vistió la camiseta del Naranja. El experimentado volante registra 325 partidos y superó el récord que tenía Rubén Oscar Pulga Benítez

Juan Carlos Horvat es un símbolo de entrega y de esfuerzo; Manzana se convirtió en el jugador que más veces jugó con la camiseta de Berazategui. Alcanzó los 325 partidos, así superando, en dos partidos, a otro de los máximos ídolos de la institución: Rubén Oscar Pulga Benítez.

Algo que más allá de su perfil bajo y gran humildad, lo llena de orgullo y alegría, a la vez que lo obliga a seguir esforzándose para poder seguir dando lo mejor tanto dentro como fuera de la cancha. El mediocampista del Naranja dialogó con El Sol Deportivo en exclusiva y repasó varios momentos de su carrera.

-¿Qué se siente ser el jugador que más veces lució la camiseta Naranja?

-Mucha emoción y mucho orgullo a la vez. Me acuerdo que cuando habíamos ascendido a la C yo había dicho que sentía orgullo de pertenecer al club de mi ciudad y, ahora que soy el jugador con más cantidad de partidos, vuelvo a sentir ese mismo orgullo. Y encima nada menos que superando a un ídolo del club que dejó su imborrable huella como el Pulga Benítez. Me siento muy dichoso.

-¿Cómo fue tu formación como futbolista?

-Hice Inferiores en Quilmes y cuando llegué a la edad de Sexta, un amigo, Darío Capuzzik, que jugaba en Bera, me dijo que estaban probando jugadores y justo el día que fui a probarme me hicieron jugar un amistoso y tuve la suerte de que el técnico me eligiera. Tenía 16 años y estaba con muchas ganas de triunfar y de jugar en Primera.

-Sueño que se te hizo realidad con mucho esfuerzo…

-Sí, juro que jamás me imaginé que llegaría a jugar tantos años en el club pero las cosas se fueron dando y acá estamos, esperando que vuelva el fútbol y de saber qué va a pasar con los contratos después del 30 de junio. Yo, por mi parte, no pienso rendirme y por eso me sigo entrenando todos los días en el fondo de mi casa para mantenerme en forma.

-¿Qué sabor tuvo tu primer gol con la casaca de la ADB?

-Imposible de olvidarlo, porque fue en mi primer partido como titular, el ‘debut soñado’ como se dice. Fue el 7 de abril de 2004 ante Lugano. El partido se jugó en la cancha de Ferrocarril Urquiza -hoy, UAI Urquiza-, ganamos 5-2 y yo marqué el 2-0, a los 20 minutos del primer tiempo. Agarré la pelota en tres cuartos de cancha, tras un gran pase entre líneas de Machuca y al llegar al área levanté la cabeza y se la clavé en un ángulo. Lo grité como si hubiera sido el gol del campeonato, di una vuelta completa por el arco y después corrí a abrazar a Larregina porque me había dicho que yo iba a marcar un gol. Nunca me lo voy a olvidar.

-El hincha de Bera te adora y hasta te perdonó haber jugado en Argentino de Quilmes…

-Será porque en realidad no pasé directamente a Argentino. Primero jugué en el equipo de UTA y de ahí sí pasé al Mate donde jugué tres temporadas, hasta que los dirigentes de Bera me vinieron a buscar porque tenían que armar un gran equipo para zafar del descenso. Obviamente, no lo dudé y pegué la vuelta para ponerle el pecho a la situación.

-Esos fueron años durísimos…

-Sí. Los peores porque todos los años jugábamos con el fantasma del descenso en nuestras cabezas, pero por suerte pudimos revertir la situación. La Final que jugamos ante Sportivo Barracas en cancha de Arsenal fue de los partidos más bravos y decisivos que me tocó jugar. Por suerte, los jugadores dejamos todo en la cancha y logramos mantener la categoría.

-Jugaste muy poco en aquella temporada en 2019. ¿Cómo manejaste la ansiedad?

-Sí, y ese tal vez sea el mayor dolor que sufrí durante todos los años en el club. Todavía sigo sin comprender algunas decisiones que tomaron los técnicos y los dirigentes, pero yo soy de los que prefieren responder con hechos. Y si bien en ese torneo recién me pusieron como titular en los últimos cinco o seis partidos, creo que aporté mi granito de arena para dar vuelta una historia que nos tenía prácticamente condenados a tener que volver a jugar en la D. Por eso, si bien estoy dolido porque siento que no fui tenido en cuenta y que me pusieron de titular cuando las papas quemaban, estoy muy tranquilo porque siempre dejé todo en la cancha y fui de frente a la hora de hablar. Estoy totalmente convencido de que el camino que sigo desandando es el correcto. Siempre estuve muy seguro de lo que soy como futbolista y como persona y jamás voy a cambiar mi forma de ser ni de pensar porque sería traicionarme a mí mismo y a mis seres queridos.

-Cumpliste 38 y tenés cuerda para rato, ¿Cuál es la fórmula para seguir activo?

-Las ganas ante todo. La misma pasión y el mismo sueño que desde chico tuve de jugar a la pelota y de llegar a la Primera. Hoy a mi edad tengo muchas ganas de seguir entrenando y aprendiendo, pero también de competir. Vivir los momentos en los vestuarios con los muchachos y ser parte de la competencia es algo muy lindo. Las ganas de levantarte e ir a los entrenamientos hacen que la llama del fútbol siga más encendida que nunca en tu interior.

-¿Cómo te definís?

-Como una persona humilde y simple que cree en lo que hace, que respeta a rajatabla su manera de pensar y que nunca la cambiaría por nada ni nadie en el mundo. Como jugador, soy un gran luchador dentro de la cancha y un buen compañero, que trata de volcarle a las nuevas generaciones todo lo que aprendí en el fútbol.

Luis Rodríguez

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