Durante el segundo trimestre de 2024, la economía argentina continuó en descenso, con una contracción del 3,4% en el Producto Bruto Interno (PBI) respecto al mismo período del año anterior, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Esta caída se suma a una contracción del 1,7% en comparación con el trimestre anterior (enero-marzo 2024), marcando así el tercer trimestre consecutivo en recesión.
Entre abril y junio, las variaciones negativas en la actividad económica se desaceleraron en comparación con los primeros tres meses del año, aunque la economía sigue sin encontrar un punto de estabilidad.
Las bajas más significativas se registraron en sectores clave como la industria manufacturera, que sufrió una caída del 17,4%, seguida por el comercio con una contracción del 15,7%, y la construcción, que se desplomó un 22,2%. También se observó un retroceso importante en intermediación financiera, reflejando el deterioro en áreas fundamentales de la economía.
Por otro lado, el sector agropecuario mostró un crecimiento extraordinario del 81,2%, impulsado principalmente por la recuperación tras la sequía severa de 2023. Aunque esta mejora fue crucial para mitigar el impacto de la contracción general, es importante tener en cuenta la baja base de comparación. Además, el sector de minería e hidrocarburos también contribuyó positivamente al PBI, con un incremento del 6,6%.
Desde el lado de la demanda, la inversión mostró el mayor deterioro, con una caída del 29,4% interanual, lo que evidencia el estancamiento en la formación de capital. El consumo también se contrajo un 9,8%, mientras que el gasto público disminuyó en un 6%. En contraste, las exportaciones registraron un crecimiento del 31,4%, lo que ayudó a contrarrestar parcialmente la debilidad del mercado interno.
A pesar del panorama recesivo, algunos indicadores sugieren que la economía podría estar acercándose a un punto de inflexión. En julio, se observaron incrementos importantes en varios sectores: la producción de autos creció un 47,5% mensual, los despachos de cemento aumentaron un 17,2%, y el crédito al sector privado experimentó un alza real del 13,1%. Estos datos alentadores alimentan la esperanza de una leve recuperación en el corto plazo.
No obstante, en agosto, varios indicadores clave volvieron a mostrar signos de enfriamiento, con deterioros en la industria automotriz, la construcción y el consumo de energía eléctrica por parte de grandes usuarios industriales, según el último informe de la Unión Industrial Argentina (UIA).
A medida que avancen los próximos meses, la economía argentina parece continuar en una trayectoria oscilante, en lo que muchos describen como un «modo serrucho», con avances temporales seguidos de retrocesos.