En un escenario que no se repetía desde julio de 2021, las ventas de vehículos importados volvieron a superar a las unidades de producción nacional en el mercado interno. Este cambio de tendencia marca un punto de inflexión tras tres años de predominio de los autos ensamblados en la Argentina.
Durante el gobierno de Alberto Fernández, se retomó una política similar a la aplicada en las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner, que privilegió el fortalecimiento de la industria nacional y limitó las importaciones. Este enfoque no solo buscaba generar empleo y desarrollo local, sino también responder a la crónica escasez de dólares que afecta al país, una condición que encareció la compra de autos fabricados en el exterior.
Sin embargo, la actual superación de las ventas de importados sugiere un cambio en la dinámica del mercado. Las razones podrían estar vinculadas a factores como la creciente demanda de modelos específicos no producidos localmente, las preferencias de los consumidores por tecnologías o diseños foráneos y, eventualmente, un relajamiento en las restricciones a las importaciones.
En julio de 2021, el fenómeno contrario había comenzado a consolidarse: los autos nacionales ganaban terreno, un indicador que reflejaba el impacto de las medidas de incentivo hacia la industria local. Con este cambio de tendencia actual, analistas del sector advierten sobre la necesidad de equilibrar los intereses de una industria nacional que genera empleo directo e indirecto, con la diversidad de oferta que demandan los consumidores.
El contexto económico y las políticas futuras serán determinantes para definir si esta situación se transforma en una nueva normalidad o en un hecho puntual dentro del comportamiento del mercado automotor.