Milei vuelve a la carga con ataques personales y descalificaciones: ¿gobernar o provocar?

Milei vuelve a la carga con ataques personales y descalificaciones: ¿gobernar o provocar?
Milei vuelve a la carga con ataques personales y descalificaciones: ¿gobernar o provocar?

En una nueva demostración de su estilo confrontativo, el presidente Javier Milei volvió a lanzar duras críticas contra el gobernador bonaerense Axel Kicillof, a quien acusó de ser el responsable de “un pésimo presente” en la provincia de Buenos Aires. Sin medir palabras, el mandatario llegó incluso a calificar al exministro de Economía como un “pichón de Stalin”, desvirtuando nuevamente el debate político con descalificaciones personales y referencias históricas forzadas.

Las declaraciones se dieron en el cierre del congreso provincial de La Libertad Avanza (LLA), realizado en la localidad de Gonnet, donde el presidente encontró una tribuna cómoda para apuntar, una vez más, contra la oposición. El tono beligerante de Milei ya no sorprende, pero sí preocupa: lejos de ofrecer soluciones concretas a los problemas estructurales que enfrenta la Argentina, el jefe de Estado elige reiteradamente el camino del agravio como estrategia discursiva.

Mientras la inflación persiste, la recesión se profundiza y el malestar social crece, Milei opta por invertir tiempo y energía en actos partidarios y confrontaciones verbales. En vez de promover consensos o liderar con responsabilidad institucional, prefiere consolidar su figura como outsider del sistema, incluso siendo ya el máximo representante del mismo.

Tildar a un gobernador electo democráticamente de “pichón de Stalin” no sólo constituye una falta de respeto, sino también una banalización peligrosa de uno de los regímenes más oscuros del siglo XX. Comparar políticas locales con el estalinismo no sólo es históricamente inexacto, sino que socava la seriedad del discurso público.

La Argentina atraviesa un momento delicado que requiere madurez política, diálogo y compromiso con la ciudadanía. Pero Milei, lejos de asumir su rol como presidente de todos los argentinos, parece cada vez más cómodo en el rol de agitador serial. La pregunta que muchos se hacen es: ¿cuánto más podrá sostenerse una gestión basada en la provocación y el show mediático, en lugar de en la gestión y los resultados concretos?

Mientras tanto, millones de bonaerenses y argentinos siguen esperando respuestas. Y no, las descalificaciones no son una de ellas.