Un numeroso grupo de fieles de las distintas comunidades de Quilmes participó de la décima peregrinación brocheriana a pie, una de las manifestaciones populares más importantes de la Diócesis.
A pesar de las altas temperaturas, los peregrinos iniciaron su camino en la catedral Inmaculada Concepción (Rivadavia 355, Quilmes Centro) y recorrieron 17 kilómetros hasta la Casa de Encuentro “Santo Cura Brochero” (Trenque Lauquen 2551, Bosques).
En la catedral, les dio la bienvenida el obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera, quien bendijo a los presentes y los invitó a encomendarse al Cura Brochero. Cerca de las 8 de la mañana, después de las indicaciones del padre Lucio Carvalho Rodrigues, vicario general de la diócesis y director del predio de Bosques dedicado al santo, los caminantes iniciaron su marcha con el lema “¡Ave María Purísima!, aquí vengo a darles música”.
Quienes peregrinaron arribaron al Parque de la Ciudad Jorge Novak (Av. Smith y Vicente López, Quilmes), frente a la parroquia San Jorge, para hacer la primera parada antes de continuar hacia la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (Calchaquí 4949, Quilmes Oeste), para el segundo descanso.
La agencia Aica informó que las personas que quisieron estar presentes y no pudieron caminar por diferentes motivos recibieron a los peregrinos que se acercaron al predio de Bosques, encabezados por la imagen del Santo Cura Brochero y de la Virgen de Luján.
Esta expresión de fe, en su 10ª edición, tuvo su cierre con la misa que presidió el obispo auxiliar de Quilmes, monseñor Eduardo Gonzalo Redondo Castanera -que siguió la peregrinación a pie desde la Plaza del Mate-, acompañado por sacerdotes, diáconos y peregrinos, que se unieron en oración con los obispos de las regiones de Buenos Aires y La Plata, que celebraron en Luján la misa de acción de gracias por los 10 años del pontificado de Francisco.
Fue destacable la labor de los voluntarios -que estuvieron presentes en toda la peregrinación junto a los equipos médicos- y el trabajo de los grupos que se organizaron para atender a las personas en los descansos, con agua, frutas, mate cocido, tortas fritas y cuidados sanitarios, entre los que había algunos formados por veteranos de la Guerra de Malvinas.