El Congreso Nacional fue escenario de una nueva grieta política que pone de manifiesto las tensiones entre Javier Milei y el PRO, dos espacios que buscan consolidar su protagonismo en el tablero político argentino. El detonante fue el fracaso en el tratamiento del proyecto de Ficha Limpia, una iniciativa que pretendía impedir que personas condenadas por corrupción pudieran ocupar cargos públicos.
El proyecto, visto por muchos como un intento directo de limitar las posibilidades políticas de Cristina Fernández de Kirchner, no logró avanzar debido a la falta de quórum en la Cámara de Diputados. Este resultado expuso las diferencias internas en la oposición, con críticas cruzadas entre el libertario Milei y los legisladores del PRO.
Desde el sector de Milei, señalaron la falta de compromiso del PRO para apoyar una medida que consideran clave para combatir la corrupción. Por su parte, desde el PRO argumentaron que el proyecto no logró consenso debido a las posturas extremas de Milei y a su incapacidad para generar acuerdos políticos.
La sesión en Diputados fue un reflejo de las dificultades que enfrenta la oposición para construir una estrategia unificada en temas sensibles. Mientras Milei busca posicionarse como el único referente de un cambio drástico, el PRO intenta mantener una postura equilibrada entre sus aliados y sus propias ambiciones electorales.
El fracaso del proyecto de Ficha Limpia también dejó al descubierto la necesidad de mayor diálogo político en un Congreso marcado por la polarización. Para los analistas, este episodio podría tener implicancias tanto en las relaciones internas de la oposición como en el clima político de cara a futuros debates legislativos.