Con profunda tristeza, la comunidad local despide a la histórica Fábrica de Pastas Doña Cana, que tras casi 50 años de trayectoria cierra sus puertas. Fundada en 1975, en Maradiaga, por Betino Escobar y su familia, el emblemático negocio se vio obligado a bajar la persiana debido a la crisis económica, a pesar de que el presidente Javier Milei insiste en que la economía está en crecimiento y la cantidad de pobres disminuye.
El negocio, que comenzó repartiendo ñoquis en bicicleta y creció hasta ofrecer una amplia variedad de pastas, enfrentó altibajos a lo largo de su medio siglo de historia. Sin embargo, la familia Escobar siempre encontró la manera de seguir adelante, incluso después de la muerte de Betino en 2020. Ahora, con Liliana a la cabeza, el peso de la crisis fue demasiado, y la fábrica, que había sido un símbolo de trabajo y esfuerzo familiar, no pudo continuar.
«Hoy cerramos un ciclo para comenzar otro», expresó Liliana Escobar, con la melancolía de ver cómo una fábrica que fue pilar de la comunidad debe cerrar, en contraste con el discurso optimista del gobierno actual, que sostiene que los indicadores económicos mejoran. Pero en el terreno, los negocios familiares como Doña Cana enfrentan otra realidad.