Dolor por la muerte de Adelina Humier

La Secretaría de Cultura del Municipio informó sobre el fallecimiento de Adelina Humier, «una de las personas que dio vida al Museo Histórico de Berazategui y, desde sus inicios, lo ayudó a crecer como museo comunitario».
«Tercera generación de vidrieros en Cristalerías Rigolleau, su abuelo había llegado desde Francia e integrado aquel grupo de inmigrantes pioneros de la industria. Su padre, José Humier, fue un maestro soplador de excelencia, amigo y sacador de piezas sopladas para la diseñadora Lucrecia Moyano, directora de la Sección Artística de Rigolleau. En esa sección, Adelina comenzó a trabajar desde muy jovencita y fue testigo de la realidad obrera que el 17 de octubre de 1945 se manifestó en la Plaza de Mayo, hecho que marcó su compromiso político y su defensa de los derechos femeninos con el amor manifiesto por Evita y por Juana Larrauri, su querida amiga», recordaron en Cultura.
«Trabajó en las Cristalerías hasta 1981, año en que se jubiló y formó parte de esa legión de obreros y empleados orgullosos de haber pertenecido a esa empresa de la que repetía: ‘Rigolleau era una familia’. Siempre memoriosa y atenta en reconocer ‘el alma grande’ de Enrique Shaw, director delegado de la fábrica, participó de los testimonios enviados a Roma para la causa de beatificación del empresario argentino. Durante años, casi diariamente, aportó datos, anécdotas, fotografías y documentos que nos permitieron recrear las historias que hacen a nuestra memoria colectiva».
Adelina Humier, junto a Claudio Buffevant, Manolo Pérez, Francisco Ragas, Pepe Comendador, Octavio Lucarelli y tantos otros conforman ese grupo de los grandes de la historia local.