A pesar del relato oficial sobre una supuesta recuperación del consumo, los datos de mayo reflejan una realidad muy distinta en los bolsillos de los argentinos.
Mientras el Gobierno de Javier Milei celebró el aumento del consumo privado en el primer trimestre, los números de mayo muestran que el consumo masivo sigue sin levantar cabeza. Según un informe de la consultora Focus Market, con datos de Scanntech, se registró una caída interanual del 0,9% y una baja del 3,2% respecto de abril.
El informe también precisó que la cantidad de tickets cayó un 4,1% frente al mes anterior y un 10,1% interanual, lo que refleja una menor frecuencia de compra. En contraste, las unidades vendidas aumentaron 2,6% en el mes y 10,7% en la comparación anual, lo que sugiere que quienes logran comprar, lo hacen de manera más puntual y buscando volumen.
El ticket promedio subió un 2,5% en relación con abril y un 45,5% interanual, pero ambas cifras están por debajo de la inflación, lo que implica un deterioro real en el poder adquisitivo.
Desde el gobierno libertario pusieron en duda estos relevamientos y aseguraron que no captan la nueva lógica del consumo digital. Sin embargo, esta crítica resulta llamativa si se tiene en cuenta que el propio Índice de Precios al Consumidor (IPC) que utiliza el INDEC sigue basado en una canasta de consumo de más de 20 años de antigüedad, sin contemplar los profundos cambios en los hábitos de compra.
“El consumo masivo aún no repunta y mayo no fue la excepción”, sostuvo el economista Damián Di Pace, director de Focus Market. Y explicó: “Aunque la inflación mensual se modera, los aumentos en tarifas y servicios siguen drenando el ingreso disponible de los hogares”.
Di Pace también subrayó que los salarios apenas empatan con la inflación y que los acuerdos paritarios no logran revertir la caída acumulada del poder de compra, especialmente en los sectores medios.
El gobierno, por su parte, celebró que el consumo privado subió en el primer trimestre, según datos del PBI difundidos por el INDEC. Pero ese crecimiento incluye, por ejemplo, grandes compras de empresas del sector minero o petrolero, que poco tienen que ver con lo que viven cada día los consumidores en el supermercado o la góndola.
La distancia entre los números del relato oficial y la experiencia cotidiana de millones de argentinos parece crecer al mismo ritmo que la desconfianza en las promesas de recuperación.