Mataron a un policía quilmeño durante un robo en un colectivo

El agente de la Federal Esteban Nicolás Lagos fue ultimado en Barracas durante un hecho en el que también falleció un trabajador de Avellaneda. El uniformado, de 28 años y padre de una beba, recibió cuatro disparos al dar la voz de Alto

Un efectivo de la Policía Federal Argentina (PFA) y un barrendero murieron y otros dos hombres resultaron heridos, tras un asalto y tiroteo que se produjo a bordo de un colectivo en el barrio porteño de Barracas, informaron fuentes policiales y judiciales.

El hecho tuvo lugar el lunes a las 23.40 en un interno de la línea 100, ramal 1, que circulaba por la calle Vieytes entre Quinquela Martín y Suárez, donde fueron asaltados los pasajeros y el chofer por dos delincuentes que subieron armados.

El policía asesinado fue identificado por las fuentes como el agente Esteban Nicolás Lagos, de 28 años, quilmeño y padre de una beba, que cumplía sus funciones en la División Ferrocarril Mitre de la PFA y quien murió en el hospital policial Churruca.

El otro fallecido es un barrendero de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Juan Roberto Bonifacio, de 34 años, empleado de la empresa Higiene Urbana AESA-Veolia, que iba como uno de los pasajeros rumbo a su casa en la localidad de Sarandí y murió también a causa de una herida de arma de fuego.

Según los voceros, otros dos pasajeros resultaron baleados, pero estaban fuera de peligro. Se trata de Federico Sánchez, de 34 años, quien ingresó con una herida de arma de fuego en su pierna y ya fue derivado por su obra social a la Clínica Bazterrica y de Christian Banegas, de 30, con un tiro en un pie, según detallaron.

Fuentes policiales y judiciales informaron que en el momento del hecho en el colectivo viajaban 10 personas más el chofer de la unidad, identificado como Pablo Ramírez.

Según las fuentes, mientras uno de los ladrones se ubicó en la parte delantera de la unidad para amenazar al chofer, otro se fue al fondo.
Ramírez expresó en diálogo con radio La Red que los delincuentes, sin mediar palabra, gritaron «¡bueno, están todos regalados!» y que uno de ellos comenzó a disparar.

Por ello, cuando Lagos, quien viajaba uniformado, se levantó de su asiento para dar la voz de Alto, se inició un tiroteo y fue sorprendido por la espalda por el ladrón que estaba en la parte trasera de la unidad.

El policía recibió cuatro disparos -en el cuello, en uno de los brazos y en la espalda-, mientras que el recolector de residuos sufrió un impacto que le dañó varios órganos.

En tanto, otros dos pasajeros también fueron alcanzados por las balas, pero con heridas leves en un pie y una pierna, añadieron los investigadores.
Los dos delincuentes resultaron ilesos y se escaparon de la unidad luego de robarle al policía su pistola calibre 9 milímetros reglamentaria.

«No sabía qué hacer; abrí la puerta, saltó el primero y la volví a cerrar porque pensé que bajaron los dos. El otro me apuntó y me pidió que abra y la puerta no se abría con el colectivo en marcha», relató Ramírez con angustia.

Además, informó que los delincuentes se escaparon solo con el arma del oficial Lagos y que no se robaron nada más.

Luego del asalto y el tiroteo, el chofer condujo el colectivo hasta la puerta de la comisaría vecinal 4D de la Policía de la Ciudad, donde pidió ayuda y desde donde se produjeron los traslados de los baleados.

El agente Lagos fue trasladado por oficiales de la Policía de la Ciudad al hospital Churruca, donde falleció, mientras que los otros tres pasajeros baleados fueron llevados al Argerich, donde Bonifacio ingresó con heridas en varios órganos y murió mientras estaba siendo operado.

El chofer relató que nadie se dio cuenta de que el barrendero estaba herido de bala y que, de saberlo, se hubiera dirigido con anterioridad al hospital.
«(Bonifacio) bajó conmigo y se quedó en la puerta y después se desplomó. Pensamos que tenía convulsiones. La ambulancia vino a los cinco minutos y se lo llevó al hospital. Después nos enteramos que se murió», expresó.

«Gracias al policía estamos todos ‘contándola'», expresó Ramírez, en referencia al oficial Lagos y señaló que los delincuentes «subieron a matar por gusto, porque no puede ser que hicimos apenas cinco metros de recorrido y ya empiecen a disparar».

La causa es investigada por el fiscal Martín López Perrando, de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional 12, quien ordenó que se le tome declaración testimonial al chofer y a los pasajeros.

En tanto, la Policía busca intensamente a los dos delincuentes que se dieron a la fuga, destacaron las fuentes consultadas.

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