Tissera: «nos preocupa la suba de alimentos»

Monseñor Carlos Tissera, obispo de Quilmes y presidente de Cáritas Argentina, manifestó su preocupación por la inflación al señalar que «la suba de los alimentos es lo que más nos preocupa. Sé que están buscando las soluciones, pero eso es algo que la gente sufre mucho». Además, elogió el avance de la vacunación y lamentó las consecuencias de la pandemia.

Tissera dio una extensa entrevista al diario Puntual de Río Cuarto, donde nació el obispo de Quilmes.

-¿Qué evaluación han hecho sobre la colecta de Cáritas de este año?

-Estamos muy satisfechos y agradecidos por la colaboración de todos. El año pasado la colecta fue totalmente virtual, salvo algunas excepciones. Este año se hizo de manera combinada, es decir, virtual en los grandes centros urbanos, en los que los cuidados por la pandemia eran más exigentes, y presencial en las localidades del interior, donde las iglesias ya habían sido abiertas para las celebraciones. La colecta superó el índice de la inflación (más de $ 218 millones). Es un dinero que nos ayuda mucho para sostener los programas de todo el año. Lo recaudado se divide en tres partes: una queda en la parroquia en la que se hizo la colecta, otra va a la diócesis y la tercera a Cáritas nacional. Es una colecta bien distribuida que ayuda a muchas personas. Este año ha superado las expectativas que teníamos. Eso, en medio de un momento tan doloroso como el que se vive, es un aliciente.

-Antes de la pandemia el país ya estaba en crisis. De todas formas, imagino que la delicada situación sanitaria los obligó a reconvertirse para dar respuestas…

-El primer impacto lo hemos sentido con los voluntarios. En Cáritas contamos con muchas personas de riesgo, por lo que tuvimos que buscar voluntarios más jóvenes para cumplir con las actividades. Afortunadamente, la respuesta ha sido muy positiva. Nos relacionamos con otros grupos de la Iglesia y también dimos ayuda en el campo de la salud, asistiendo con alcohol y elementos de higiene. Los comedores siguieron funcionando, pero no de manera presencial. La comida se distribuyó entre las familias y desde Cáritas se les brindaron los materiales de protección a los voluntarios y también a los asistidos que, muchas veces, no tenían forma de adquirirlos.

-¿Ven un panorama más esperanzador con respecto a la situación sanitaria?

-El avance de la vacunación ayudó muchísimo a poner en marcha muchas cosas que por la pandemia se habían suspendido. En ese sentido, observamos un mejoramiento. Más allá de eso, uno lamenta que en algunos lugares haya un relajamiento que no se condice con la situación en la que todavía estamos. Al mismo tiempo, hay que decir que la pandemia no se enfrentó de la misma manera en todos los lugares. En los grandes centros urbanos el aislamiento como tal se vivió de un modo distinto. Es decir, se dio en los barrios y no en las casas. La gente se movía en su medio porque encerrarse era peor que andar por la calle. Estamos hablando de grupos humanos muy grandes en una o dos habitaciones. Era imposible tener a la gente encerrada. Además, debían salir para hacer algo para conseguir lo necesario para subsistir. Se sufrió mucho. Con respecto a lo sanitario, gracias a Dios se asistió bien. En los hospitales se hizo un esfuerzo muy grande. Aun con las dificultades de no contar con los medios necesarios, ha habido una buena asistencia.

-¿Cómo analiza la situación social y económica, más allá de la pandemia?

-Estamos empobrecidos, naturalmente. Este es un fenómeno mundial que golpeó mucho. Por eso, de la pandemia estamos saliendo empobrecidos. Todos hemos perdido muchas cosas. En primer lugar, los seres humanos que hemos despedido con gran dolor. Muchos de ellos eran sostén de familia y eso es un problema aún más grande. También han cerrado muchas fuentes de trabajo. La economía se paralizó, hasta que este año volvió a empezar. Recuerdo la primera reunión que tuvimos con el Presidente (Alberto Fernández) en la mesa federal contra el hambre, en la que manifesté que el precio de los alimentos es sorprendente. Eso aún sigue siendo así. No se puede controlar. Si bien hay asistencia a la gente con cierta ayuda económica, los precios de los alimentos se comen todo pequeño aumento o dinero que se gane en una changa. Lo mismo les pasa a los jubilados y a los trabajadores que cobran un sueldo. La suba de los alimentos es lo que más nos preocupa. Sé que están buscando las soluciones, pero eso es algo que la gente sufre mucho.

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