De manera reciente, el gobierno anunció el cierre del Instituto Nacional del Cáncer (INC) y estipuló que sus funciones pasarán a estar bajo la órbita del ministerio de Salud de la Nación, a cargo de Mario Lugones. Entre sus argumentos, afirmó que el Instituto no funcionaba de manera eficaz y que los medicamentos se otorgaban vencidos. Pero, ¿es esto tan así? ¿Por qué es importante la existencia de este organismo y qué consecuencias trae su disolución? Al respecto, la Agencia de Noticias Científicas dialogó con Daniel Gómez, exrector de la Universidad, exdirector del INC y actual titular del Centro de Oncología Molecular y Traslacional (COMTra) de la UNQ.
“Para el 2020, Argentina era el quinto país de América Latina con más cáncer, años anteriores ocupaba el puesto número siete, pero la población aumentó y la enfermedad comienza cada vez en edades más tempranas. Es decir, no sólo es una trágica decisión para el Plan Oncológico Nacional y para los pacientes que sufren, sino que es un pésimo momento para hacerla. Es como que se incendie la Casa Rosada y anules a los bomberos”, manifiesta el investigador. Según datos del ya cerrado INC, el cáncer de mama y el de colorrectal son los que más prevalecen en el país.
Según detalla el comunicado de prensa del ministerio, las tareas del Sistema de Vigilancia Epidemiológica y Reporte del Cáncer del INC ya eran realizadas por la Subsecretaría de Vigilancia Epidemiológica. De igual manera dicta que la Dirección Nacional de Abordaje Integral de Enfermedades No Transmisibles ya realizaba las responsabilidades de los Programas Nacionales de Control y Prevención de distintos tipos de cáncer.
“Esta enfermedad no es una más, es muy compleja y necesita un abordaje multidisciplinario. Si la ponen en la Dirección de Enfermedades No Transmisibles, estará junto a la diabetes, la hipertensión arterial o la obesidad”, explica Gómez. En este sentido, los tratamientos para afrontar el cáncer o las investigaciones y formación para nuevas terapias se diluyen junto con las demás enfermedades.
A esto se le suma el hecho de que pasar del rango de Instituto al de Dirección hace que la burocracia para poder tomar decisiones sea aún mayor. “El INC está formado por oncólogos que se especializan en distintas ramas. Cuando se tomaba una decisión, se dialogaba con el ministro de Salud del momento y se definía en un momento. Ahora, tiene que pasar por todos los rangos burocráticos: ministro, viceministro, secretario, subsecretario y recién ahí el director. Se pierde muchísimo tiempo y justamente el tiempo es oro cuando se trata de cáncer”, sentencia el exdirector del INC.
Asimismo, en su comunicado, el ministerio de Salud realiza acusaciones graves. “En 2023 se compraron opioides sin ningún criterio de cantidad y precio, lo que devino en vencimientos y un perjuicio para la administración del Estado, ya que se tuvieron que tirar 400 mil unidades de morfina vencida por una mala planificación”, denuncia.
En esta línea, Gómez reconoce que no sabe si esto es cierto pero que, en tal caso, el camino a seguir es iniciar una investigación, saber qué sucedió y definir si fue un error o un caso de corrupción. “Si fue lo primero, se lo corre y se pone a otro más capacitado, pero si sucedió lo segundo, se debe llevar a la justicia. Pero, ¿cerrar el Instituto? Si supuestamente las decisiones de este gobierno son para mejorar. Todos estamos dispuestos a trabajar para ser mejores, pero ¿cancelarnos como sucedió con el Conicet? Eso sí que no”.