Científico de la UNQ fue reconocido como “defensor de pacientes oncológicos”

El director del Centro de Oncología Molecular y Traslacional (COMTRA) y exrector de la UNQ, Daniel Gómez, fue reconocido como “Defensor de pacientes oncológicos” a nivel internacional por la ONG Inspire2Live.

La organización, con sede en Países Bajos, sostiene que “hay poca presencia del paciente en la toma de decisiones sobre investigación, tratamientos y regulaciones del cáncer“. Gómez explica a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ: “Las compañías farmacéuticas, hospitales y entidades gubernamentales tienen una voz muy potente pero el que está sufriendo la enfermedad no. Entonces, venimos a jugar a su favor”.

-¿Qué es un defensor de pacientes oncológicos?

Se trata de una persona conocedora de la enfermedad que representa la voz y los intereses del paciente. Alrededor de este, hay un montón de actores involucrados: investigadores que indagan drogas, compañías farmacéuticas que financian, médicos que atienden y recetan, hospitales que dan turnos a veces a largo plazo, obras sociales que cubren o no los tratamientos y los gobiernos que legislan en torno a distintas enfermedades. Todos ellos tienen una voz muy potente pero el que está sufriendo la enfermedad no la tiene y, por ende, se encuentra en un estado de extrema vulnerabilidad.

-Ahí entran ustedes…

-Exacto. En ese concierto de voces, somos la voz de los pacientes con cáncer. Analizamos cuáles son los problemas comunes a los que se enfrentan y trabajamos sobre ellos.

-¿Cuáles son esos problemas?

-Depende cada país y el sistema de salud que tenga. Por ejemplo, unos colegas de África trabajan en la búsqueda de erradicar el virus del Papiloma Humano (HPV). Allí no hay una vacunación y tampoco se tiene en cuenta que el varón también es portador del HPV: si bien no tiene tanta tendencia a desarrollar cáncer, sí a distribuirlo. A diferencia de nuestro país, donde se recomienda la vacunación tanto de mujeres como de hombres, en África tenemos que luchar contra la prohibición de la misma y contra una cultura que es diferente a la que estamos acostumbrados.

-¿Y en Argentina?

-Desde mi experiencia como exdirector del Instituto Nacional del Cáncer (INC), puedo decirte que tenemos problemas en el acceso. Por ejemplo, supongamos que un paciente no puede orinar y tiene cáncer de próstata. Su médico le dice que hay que operar y la obra social le da turno para dentro de ocho meses. Pasado ese tiempo, es probable que sea muy tarde y, si no es tarde, no es lo ideal. Otro problema tiene que ver con las distintas culturas que tienen las poblaciones que integran el país.

-¿Cómo es eso?

-Retomo el ejemplo de HPV. La región núcleo de nuestro país (Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe) tiene las mismas tasas de cáncer que Europa, es decir, son bajas. Esto se debe a que la concientización ha llegado y las mujeres se realizan el papanicolaou y la colposcopia una vez por año. Sin embargo, si analizamos la región norte del país y, en especial, a la población nativa tenemos tasas altas, similares a las africanas.

-¿Se han hecho acciones para llegar a esos grupos sociales?

-Sí, pero tenemos que seguir trabajando. Se han realizado varias campañas de concientización y llevamos micros sanitarios para realizar los estudios ginecológicos, pero nos encontramos con que las mujeres no iban. A partir de estudios sociológicos vimos que los que deben transmitir el mensaje para que llegue a las poblaciones son los y las líderes locales, y no nosotros que venimos de afuera.

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