La situación de la industria argentina sigue siendo crítica, y la recuperación que se ve en algunos sectores es desigual. Uno de los rubros más afectados es el de la madera y los muebles, que ha experimentado una caída interanual del 24% en el primer semestre de este año, según un reciente informe de la Federación Argentina de la Industria Maderera (FAIMA).
Este retroceso ha generado un fuerte impacto en toda la cadena productiva, pero el golpe más duro lo están sufriendo las pequeñas y medianas empresas (Pymes) del sector, que han registrado caídas aún más pronunciadas en ventas y producción. La FAIMA advirtió que muchas de estas empresas se encuentran en una situación delicada, enfrentando dificultades no solo para mantener sus niveles de operación, sino también para sostener el empleo y evitar cierres definitivos.
La industria maderera, que es un eslabón clave en varias economías regionales del país, ha estado lidiando con múltiples desafíos, como la falta de acceso a financiamiento, la escalada de costos, y la caída de la demanda interna. A esto se suma la competencia de productos importados, que han ganado terreno en el mercado local debido a su menor costo. «La situación es realmente alarmante para muchas Pymes, que no tienen la espalda financiera para soportar esta crisis por mucho más tiempo», advirtió un representante de FAIMA.
Los empresarios del sector han reclamado al gobierno medidas urgentes para aliviar la carga que enfrentan, como la implementación de créditos blandos, la reducción de la presión fiscal y la protección frente a las importaciones desleales. Sin embargo, hasta el momento, las respuestas han sido insuficientes para revertir la tendencia negativa.
El panorama para el resto del año no parece más alentador. Los analistas prevén que, sin un cambio en las condiciones macroeconómicas y políticas de apoyo más contundentes, la caída en la producción y ventas del sector maderero podría profundizarse, lo que pondría en riesgo la supervivencia de muchas empresas y miles de puestos de trabajo.
Esta situación refleja, en buena medida, la fragilidad que todavía persiste en gran parte de la industria argentina, donde los sectores que no logran recuperarse de las crisis anteriores siguen siendo los más vulnerables frente a los vaivenes económicos actuales.