Los partidos se juegan adentro de la cancha pero en el fútbol argentino se juegan más afuera. Un hecho repudiable como lo es haber tirado un petardo cerca de un protagonista, con el fin –tal vez- de aturdirlo, generó un sinfín de especulaciones que finalizarán con la decisión del Tribunal de Disciplina en el ámbito deportivo y la determinación de la Aprevide, con respecto al estadio Centenario.
El partido suspendido entre Quilmes-Gimnasia de Mendoza deberá continuar y la interrupción antes del inicio del segundo tiempo tendrá fuertes consecuencias para el Cervecero que deberá afrontarlas desde lo deportivo y desde lo económico.
Lo insólito son las alternativas que se abren para un tribunal, que lejos de acercarse a la justicia (así lo muestran variados antecedentes en sus fallos) suele tomar la decisión y luego encontrar un artículo en el reglamento para avalarla.
Entre las insólitas especulaciones, la más saliente sin dudas fue la de intentar quitarle la ventaja deportiva a Quilmes para afrontar el segundo tiempo de un partido que por el momento está igualado sin goles.
Una resolución que no tiene ningún antecedente y que no la contempla ninguna parte del reglamento. Sin embargo, desde algún lugar se pretendió instalar el tema para que la increíble especulación se analice.
Más allá de la exageración que pudo haber interpretado el arquero Brian Olivera, el hecho existió pero también hubo una “teatrelización” mediática que quedó expuesta en la transmisión televisiva.
El diagnóstico sobre la lesión del arquero se refiere a daños menores que tal vez no le hubiese impedido seguir en el campo de juego. Sin embargo, en estos casos tanto la AFA como la Aprevide harán foco en el hecho visible del petardo cerca del arquero y se respaldará en el informe del árbitro José Carreras.
Se espera con nervios y ansiedad la decisión que tomen, ya que en juego está una temporada cargada de esfuerzos y contempla aún el sueño de ir por el objetivo. Pero lo que sí quedó en claro que a Quilmes, le quieren sacar ventaja.
SEBASTIÁN KERLE