El ministro de Economía, Luis Caputo, intentó instalar un mensaje optimista en las últimas horas al asegurar que “la economía se está recuperando” y que “la normalización macroeconómica se hizo sin afectar salarios ni la actividad económica”. Sin embargo, apenas unas horas después, las cifras oficiales del INDEC desmintieron sus declaraciones, mostrando un panorama económico muy distinto, con caídas interanuales e intermensuales que evidencian una economía aún en recesión.
Los datos que contradicen el relato
Según el informe publicado por el INDEC, la actividad económica presentó una contracción del 2,1% en términos interanuales y una caída del 0,4% respecto al mes anterior, reflejando que los niveles de consumo, inversión y producción no logran despegar. Además, el poder adquisitivo de los salarios sigue deteriorándose frente a una inflación persistente que erosiona los ingresos de los hogares.
El contraste entre el relato del ministro y las estadísticas oficiales no pasó desapercibido. Según fuentes consultadas por Página I12, desde la Casa Rosada esperaban números más alentadores y la publicación generó malestar en el Ejecutivo, donde buscaban respaldar el discurso de una recuperación que, en los hechos, aún no se materializa.
Impacto en salarios y actividad
A pesar de las declaraciones de Caputo, los datos muestran que los salarios reales continúan perdiendo terreno frente a la inflación, que este año se ubica en torno al 120% interanual, según estimaciones privadas. Sectores clave como la industria y el comercio minorista registran caídas significativas, afectando no solo los niveles de empleo, sino también la capacidad de consumo interno.
El desafío de la credibilidad
Este episodio vuelve a poner en el centro del debate la credibilidad del discurso económico del Gobierno, que intenta posicionar una narrativa positiva en un contexto de números que la contradicen. Analistas advierten que insistir en este tipo de declaraciones, alejadas de la realidad percibida por la población, podría erosionar aún más la confianza en las políticas económicas oficiales.
Con una inflación descontrolada, tasas de interés récord y un consumo estancado, los desafíos para revertir esta situación parecen cada vez más complejos. Mientras tanto, los intentos de instalar un relato triunfal chocan con la tozudez de los números.