La crisis institucional en el Quilmes Atlético Club llegó a su punto más crítico tras la renuncia indeclinable del vicepresidente Lisandro López, quien denunció hostigamiento, restricciones en sus funciones y hasta una agresión en la sede social. La interna explotó luego de que el presidente Mateo Magadán lo apartara sin explicaciones, prohibiéndole el acceso al vestuario y al campo de juego.
El conflicto entre la Agrupación Negra (que lidera Magadán) y la Celeste (a la que pertenece López) dejó al club al borde del colapso institucional. La tensión escaló cuando el secretario de Fútbol, Sebastián Sierra, increpó violentamente a López al intentar ingresar a la sede. Sierra además lo acusó de filtrar información a otras instituciones deportivas, lo que terminó de sellar su alejamiento.
La Agrupación Celeste convocó a un plenario urgente para definir los próximos pasos mientras los socios miran con preocupación cómo el club se desangra en disputas internas, en medio de un preocupante presente deportivo: Quilmes sumó apenas 1 punto de 6 en el inicio del torneo, su peor arranque en casi 30 años.
A la crisis dirigencial se le suma el delicado panorama futbolístico de cara al próximo partido ante Deportivo Madryn. El técnico Sergio Rondina deberá rearmar el equipo tras la confirmación del desgarro del lateral izquierdo Leonel Vangioni, quien quedó descartado. A su vez, el mediocampista Enzo Kalinski arrastra molestias musculares y será evaluado en las próximas horas para saber si podrá estar en el once inicial.
El panorama se complica aún más con las bajas de Fernando Torrent y Oscar Belinetz, quienes entrenaron diferenciados y están casi descartados para el domingo. Además, el equipo no podrá contar con Leandro Allende, expulsado en la última fecha ante Deportivo Maipú, lo que obliga al DT a buscar variantes en un plantel ya diezmado por lesiones y suspensiones.