El diario impreso, que durante décadas fue la fuente de información principal para millones de personas en todo el mundo, está enfrentando su ocaso. El avance de las tecnologías digitales ha generado un cambio drástico en los hábitos de consumo de noticias, relegando al formato papel a un segundo plano. Esta transformación afecta tanto a grandes periódicos internacionales como a medios locales en cada rincón del planeta.
En Argentina, por ejemplo, diarios históricos como Clarín y La Nación han experimentado una caída alarmante en sus ventas. En zonas como La Plata, Berisso, Ensenada y Magdalena, Clarín apenas logra vender menos de 400 ejemplares al día, mientras que La Nación solo coloca 150. Estos números, que sorprenden incluso a los propios vendedores, evidencian el fin de una era para la prensa escrita tradicional.
Este fenómeno no es exclusivo del país. En Estados Unidos, importantes cadenas de periódicos, como McClatchy, han llegado a declararse en bancarrota, mientras la circulación de diarios ha descendido a los niveles más bajos desde 1940. En Europa, medios como The Guardian en el Reino Unido y Le Monde en Francia también han sufrido caídas drásticas en la venta de sus ediciones impresas, lo que los ha obligado a realizar recortes de personal y apostar cada vez más por las suscripciones digitales.
Los lectores de hoy prefieren acceder a la información a través de dispositivos móviles, como teléfonos celulares o computadoras. Esta tendencia ha cambiado el paradigma de consumo informativo y ha puesto al formato impreso en una situación de consumo marginal, principalmente entre los adultos mayores.
Sin embargo, algunos medios locales han sabido adaptarse al cambio y encontrar alternativas para seguir llegando a su audiencia. Un ejemplo de esto es el diario El Sol de Quilmes, que, para continuar firme junto a sus lectores tras 97 años de historia, ha implementado una innovadora estrategia: enviar su edición en formato PDF a través de WhatsApp y publicarla en su sitio web. Esta decisión ha sido clave para mantener su cercanía con los lectores que buscan información confiable y local, pero que han migrado a plataformas digitales.
Con este tipo de iniciativas, El Sol no solo preserva su legado, sino que también se ajusta a las nuevas formas de consumo informativo, demostrando que la prensa local puede sobrevivir en un mundo cada vez más digitalizado.
Por su parte, los kioscos de diarios han tenido que reconvertirse para no desaparecer. Ante la escasa venta de ejemplares impresos, muchos de ellos ahora se enfocan en la venta de revistas y productos típicos de un maxikiosco, cómo golosinas, cigarrillos y bebidas, para seguir siendo rentables en esta nueva era del consumo informativo.
