El Presidente y su ministro de Economía intentaron maquillar el fracaso de su plan económico con el relajamiento del cepo. Pero este lunes habla el mercado, mientras el IPC y la paciencia social se ponen a prueba.
El mandrilaje, extrañado, miraba sin comprender por qué Toto Caputo reía el viernes al anunciar el acuerdo con el FMI e, implícitamente, su impacto sobre el dólar y la inflación. Más desconcertante aún fue cuando Javier Milei presentó la inminente caída como un éxito.
La realidad es que la devaluación ya comenzó, no solo en términos cambiarios sino en las promesas, diagnósticos y palabras de sus funcionarios. Aquel “salto cambiario imposible”, que supuestamente quedaba resuelto con ajuste fiscal y monetario porque “no había pesos suficientes para alimentarlo”, quedó en evidencia. Puede fallar. Y falló.