Empieza otra historia. Un capítulo que no tiene fecha de vencimiento y que su duración dependerá de lo que haga el equipo para poder alcanzar el objetivo.
Esta etapa de la temporada será distinta a todas, no solo por su carácter eliminatorio (el que pierde finaliza la temporada), sino también porque en esta ocasión –octavos de final- será a un solo partido. Las fases siguientes como cuartos y semifinal serán a dos encuentros (ida y vuelta).
En esta único partido, Quilmes será local y tendrá ventaja deportiva (en caso de empate pasará de ronda), por haber terminado mejor posicionado que Gimnasia de Mendoza en la fase regular.
Los antecedentes quedarán de lado e incluso las rachas y datos estadísticos servirán de poco el sábado, cuando a partir de las 21.30 se enfrenten en el estadio Centenario.
El dato negativo de Quilmes jugando como local también deberá quedar al costado. El Cervecero de los 11 partidos que perdió en la etapa regular, 6 lo sufrió como local (Deportivo Maipú, Atlanta, Atlético de Rafaela, Independiente Rivadavia y Racing de Córdoba).
Por otro lado, Gimnasia también tiene su racha negativa: como visitante terminó la fase regular con 9 partidos sin ganar (3 empates y 6 derrotas). Ninguno de los dos datos pesarán al momento del decisivo encuentro.
Desde Quilmes se busca que influya otro factor: el peso de la localía. Por eso desde la directiva, se dispuso la apertura de la tribuna Horacio Flaco Milozzi baja y se lanzó una promoción para acercar más socios y aumentar la convocatoria para el choque ante los mendocinos.
Serán 90 minutos. A todo o nada. No habrá que guardarse nada, desde adentro y desde afuera, ya que si no se resuelve este primer obstáculo, no habrá otro por resolver.
Las dudas con respecto al equipo deberán quedar al margen; se necesita de todos para poder construir el camino hacia el objetivo.