El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció este domingo que decretó la intervención federal a Brasilia tras los ataques que cientos de simpatizantes de su antecesor, Jair Bolsonaro, perpetraron esta tarde contra las sedes de los tres poderes públicos, en la capital, y advirtió que los «terroristas» que los protagonizaron «pagarán con toda la fuerza de la ley».
Lula se encontraba en Araraquara, interior de San Pablo, en una visita prevista en agenda desde el viernes para ver zonas de desastre causados por las lluvias, mientras algunos manifestantes llegaron hasta la puerta del Palacio del Planalto, la sede del gobierno, según mostró el canal GloboNews.
Llegaron en caravanas de todo el país, mientras Bolsonaro se encuentra en Orlando, Estados Unidos, adonde viajó tras abandonar el poder.
«Estos actos antidemocráticos deben sufrir el rigor de la ley», afirmó el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco.
La situación fue comparada con la invasión al Capitolio, el Congreso de Estados Unidos, en enero de 2020 para desconocer la derrota electoral del entonces presidente Donald Trump, aliado de Bolsonaro.
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT) gobernante, Gleisi Hoffmann, acusó al gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, un aliado de Bolsonaro, de haber liberado la zona para permitir el avance de los golpistas.
Los manifestantes estaban en las oficinas de los colaboradores de Lula y rompiendo los objetos a su paso dentro del Planalto, según la televisora CNN Brasil.
El gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, aliado del expresidente Jair Bolsonaro, determinó la expulsión del cargo del secretario de Seguridad, Anderson Torres, a quien atribuye la responsabilidad por la invasión de miles de golpistas al Palacio del Planalto (sede de gobierno), Congreso y corte suprema, informaron fuentes gubernamentales.