Milei condecoró a un enemigo de Francisco con la Orden de Mayo en la Casa Rosada

El presidente distinguió al economista anarcocapitalista Jesús Huerta de Soto, férreo opositor del Papa, horas después de haber participado en su funeral en el Vaticano.

En una decisión que desató una fuerte polémica, el presidente Javier Milei otorgó este lunes la Orden de Mayo, la máxima distinción que entrega el Estado argentino, al economista español Jesús Huerta de Soto, un reconocido anarcocapitalista y declarado enemigo ideológico del Papa Francisco.

El acto se realizó en el Salón Blanco de la Casa Rosada, apenas unas horas después de que Milei regresara del Vaticano, donde había participado del funeral de Francisco y rendido homenaje al Sumo Pontífice. La contradicción no pasó desapercibida: Milei, influenciado por Huerta de Soto, llegó en el pasado a calificar al Papa como “el maligno”.

El homenaje no fue un gesto aislado. El español Huerta de Soto —quien rechaza al Estado, la democracia representativa y la doctrina social de la Iglesia— encarna buena parte del ideario libertario más extremo que Milei busca imponer como modelo. La ceremonia estuvo acompañada por figuras centrales del oficialismo, entre ellas Karina Milei, Manuel Adorni, Luis Petri, Federico Sturzenegger, Mario Lugones, Gerardo Werthein y Martín Menem.

Huerta de Soto no ha ocultado sus opiniones tras la muerte de Francisco: afirmó que el Papa “ya habrá podido ver que el Estado es la encarnación del Maligno en la Tierra”, reforzando su tesis de que toda forma de organización estatal es corrupta y opresiva.

La entrega de la Orden de Mayo a un personaje que desprecia abiertamente los principios que Francisco defendió —la solidaridad, la justicia social, la dignidad de los más humildes— no solo representa un gesto provocador. También expone el aislamiento ideológico de Milei, su desprecio por los valores que aún sostienen amplios sectores de la sociedad argentina y su preferencia por una agenda radicalizada en detrimento de las urgencias sociales y económicas que golpean al país.

Mientras Argentina atraviesa una profunda crisis, el presidente opta por profundizar la grieta, celebrando a quienes promueven un ideario elitista y deshumanizado, en abierta confrontación con la tradición popular y humanista que Francisco supo representar.