El Gobierno avanza en una estrategia que afecta a varias empresas fundamentales para el plan de desarrollo nacional, promoviendo su vaciamiento y debilitando su rol estratégico. A los ya conocidos casos de Aerolíneas Argentinas, el Banco Nación e IMPSA, se suman situaciones preocupantes en otras empresas claves como Arsat y la Casa.
En particular, la exclusión de la Casa de la Moneda de las licitaciones del Banco Central ha generado una gran polémica. Esta decisión debilita a una institución que históricamente ha sido fundamental en la emisión de moneda y en la seguridad de documentos oficiales. El apartamiento de estos procesos licitatorios es visto como un paso más hacia la desarticulación de sectores estratégicos de la economía nacional.
Arsat, otra pieza fundamental para el desarrollo tecnológico y de las telecomunicaciones en el país, también enfrenta dificultades similares. Se ha denunciado un progresivo desfinanciamiento y una falta de proyectos que permitan aprovechar su capacidad tecnológica en beneficio del desarrollo naci.
Estos movimientos, según expertos, ponen en peligro la sostenibilidad de las empresas públicas que han jugado un papel crucial en el crecimiento y fortalecimiento de sectores clave de la economía y la soberanía del país. Las críticas apuntan a una aparente falta de visión estratégica a largo plazo y a la vulnerabilidad en áreas esenciales para el desarrollo económico.
La situación de estas empresas plantea interrogantes sobre el rumbo que el Gobierno está tomando en cuanto a la protección y fortalecimiento de los activos nacionales, en un contexto donde cada vez más sectores fundamentales parecen ser relegados o subutilizados.