Los trabajadores de la histórica confitería Boston, fundada en 1958, atraviesan momentos de incertidumbre luego de que la justicia determinara que deberán entregar las llaves de los locales de Buenos Aires y Constitución a fin de mes. Estos espacios estuvieron intervenidos judicialmente durante seis años, tras un polémico pedido de quiebra y una fallida expansión prometida por capitales austríacos en 2016.
Carolina, una de las empleadas afectadas por la crisis de la empresa, explicó que el 30 de septiembre «tenemos que entregar la llave y quedamos desvinculados de la empresa». A pesar de haber luchado bajo una administración judicial, junto con una sindicatura y el juez Guillermo Pocatino, la empresa logró una probation tras pagar el 80% de las deudas a los acreedores, lo que les permite retomar el control de la firma.
Sin embargo, el futuro de la Boston es incierto. «A partir de octubre no sabemos qué va a pasar con la confitería, porque nadie nos ha dicho nada», señaló Carolina. Entre los dos locales, hoy trabajan entre 40 y 50 personas, pero muchos de ellos se sienten cansados y desamparados, según explicó Carlos, otro de los empleados. Los trabajadores también lamentaron la pérdida de apoyo de los gremios y la falta de un plan claro para resolver la situación.
La histórica confitería Boston, famosa por sus medialunas y otras delicias, podría cerrar sus puertas definitivamente, marcando el fin de una era en Mar del Plata.